Como un buen par de vaqueros, un blazer negro impecable o un perfecto LBD. Los zapatos de salón, como todos ellos, pertenecen a ese espacio que habitan las prendas básicas –entendiendo el adjetivo en el sentido más amplio de la palabra–, a ese territorio que ocupan las piezas infalibles, ésas que no te fallan nunca, que puede que no tengan un efecto impactante, pero sídefinitivo. Cuando las llevas, todo está bien.
Esta temporada los zapatos de salón se sacuden esa pátina de rancio abolengo, de actitud burguesa, para abrazar tejidos y colores rompedores que los convierten instantáneamente en otra cosa: en zapatos inspiradores y bellos capaces de transformar cualquier look que se propongan.
Fuente: vogue.es
Como un buen par de vaqueros, un blazer negro impecable o un perfecto LBD. Los zapatos de salón, como todos ellos, pertenecen a ese espacio que habitan las prendas básicas –entendiendo el adjetivo en el sentido más amplio de la palabra–, a ese territorio que ocupan las piezas infalibles, ésas que no te fallan nunca, que puede que no tengan un efecto impactante, pero sídefinitivo. Cuando las llevas, todo está bien.
Esta temporada los zapatos de salón se sacuden esa pátina de rancio abolengo, de actitud burguesa, para abrazar tejidos y colores rompedores que los convierten instantáneamente en otra cosa: en zapatos inspiradores y bellos capaces de transformar cualquier look que se propongan.
Fuente: vogue.es
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