MODA – MUJER
Tu imagen y vos
Lula Kiah se presentó desafiante ante cada uno de los escenarios que pisó durante su visita a Argentina y Paraguay. Es una mujer que va mucho más allá de la moda; ayuda a cada una a encontrar su imagen personal y profesional.
“Julia mide 1,75 metro, es de complexión mediana, cabello claro y ondulado; tiene una presencia formidable. Hace algunos años trabajaba en el área de ventas por teléfono de un banco.
“Cada año, Julia ganaba premios por excelencia y todos sus clientes consideraban que ella era la mejor ejecutiva con la que habían tratado. Sin embargo, a pesar de sus éxitos, no había conseguido convertirse en ejecutiva de cuentas como tanto deseaba. Este ascenso incluiría un contacto directo con los clientes; no sólo la atención telefónica Julia no entendía por qué, a pesar de tantos años de trabajo, no se le había dado esta oportunidad. Su jefe le repetía que le faltaba crecer, que no estaba lista, aunque su excelente desempeño y constantes premios por ventas récord decían lo contrario.
“¿Por qué su jefe no la consideraba para la promoción?, ¿qué faltaba? Julia estaba tan desesperada que incluso acudió a entrevistas de trabajo en otros bancos. El proceso iniciaba con una entrevista telefónica en la que siempre obtenía excelentes resultados, pero al llegar el momento del encuentro personal, las cosas cambiaban y de nuevo se le daban excusas sin sentido para no otorgarle el puesto. ¿Qué estaba pasando?
“Afortunadamente, uno de los entrevistadores le explicó brevemente lo que sucedía, al decirle: ‘Honestamente, me había formado una imagen completamente distinta de usted después de nuestra entrevista telefónica’. Esta sencilla frase le abrió los ojos a lo que en realidad pasaba.”
Este es el caso real con el cual la asesora de imagen Lula Kiah, recién llegada de Chicago, da el puntapié inicial para plantear su tema clave y su propuesta.
Nuestra imagen física
La experta destaca que, si bien es importante que seamos nosotras mismas en las distintas situaciones del día y de la vida, no es menos significativo que acertemos en estar a tono con las circunstancias y el nivel en el que nos movemos.
Así, expone la dificultad que frenaba la carrera profesional de Julia: “En lugar de escoger out -fits, accesorios y colores profesionales, ella tenía una forma de vestir enfocada y diseñada para gustarle a su marido, para estar en casa. Usaba tacos muy altos, faldas cortas, cabello largo y ropa ajustada. Esta forma de vestir no
sólo le restaba credibilidad, sino que también, al ser una persona de complexión mediana, la hacía ver con sobrepeso. Su imagen era incongruente con sus conocimientos y su potencial, lo cual la desacreditaba para el puesto al que aspiraba. Tanto su jefe como los entrevistadores, esperaban un atuendo profesional, digno de representar a su empresa, y en su lugar obtenían una mezcla de Marilyn Monroe con una bailarina de salsa. Perdía toda credibilidad sin importar sus logros o conocimientos”.
Finalmente, tendremos que aceptar y comprender que nuestra imagen física transmite un mensaje, que llega a nuestro interlocutor antes de que pronunciemos la primera palabra. Sin embargo, la imagen profesional no está constituida solo de la apariencia física; también cuenta el comportamiento, la actitud y la personalidad.
Sí puedo y sí quiero
“La imagen, dice Harvey J. Coleman, se relaciona con la forma en que caminas, tu postura, tu vestimenta, tu capacidad de interacción y tu porte. Esto envía un fuerte mensaje a todos los que interactúan en una empresa”.
Si vamos de la cabeza a los pies, Kiah recomienda el valor de un buen corte de pelo adecuado a la forma de la cara. Las fragancias no deben ser dominantes, aunque marcan una personalidad. Si son muy intensas pueden dificultar la relación. Aunque no es fácil, importa acertar con la combinación de texturas y colores. Zapatos limpios y mejor si están lustrados… Parece obvio; sin embargo,
cuántas veces nos miramos y no todo está tan bien.
Las advertencias van más allá: nos habla de la buena postura, el tono amable, la actitud positiva del “sí quiero y sí puedo”. Esta condición incluye el contacto visual, el ponernos en los zapatos del otro, intentar disfrutar de lo que hacemos y contagiar energía positiva.
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